Los jóvenes que hace 23 días iniciaron una huelga de hambre frente a la sede de la OEA en Caracas, han logrado poner contra la pared al Régimen de Hugo Chávez que ayer se encontraba redactando una especie de pre-acuerdo para intentar detener la bola de nieve en la que se ha convertido esta protesta pacífica.
La diferencia entre ésta huelga de hambre y la que protagonizó Franklin Brito es que en su caso nadie lo acompañó físicamente en la valiente protesta, por lo que, dicho de la manera más cruda y dolorosa, el dolor de cabeza para el Régimen se acabó con la muerte del productor agropecuario.
En esta oportunidad, quizás porque la protesta de los jóvenes tiene una razón colectiva como lo es el cese a la persecución por las ideas, la liberación de los presos políticos y el respeto a los Derechos Humanos en Venezuela, lo que comenzó con diez muchachos en la sede de la OEA en Caracas se ha reproducido paulatinamente hasta llegar a superar la cuenta de ochenta personas distribuídas por todo el país lo que convierte a ésta huelga en una protesta sin final, pues en el caso del retiro de alguno de los participantes por problemas de salud, como lo ocurrido ayer con varios participantes entre ellos el honorable líder Lorent Sayegh, siempre habrá un huelguista recién incorporado con las fuerzas intactas para continuar.
La difusión que a nivel internacional ha obtenido la huelga de hambre obliga al Régimen a dar respuestas más allá de la frontera sobre todo en cuanto a la justificación de no permitir la visita de una comisión de la OEA que verifique en Venezuela si se están respetando o no los Derechos Humanos.
Los estudiantes de la ULA decidían ayer comenzar dentro de 24 horas una huelga de hambre para exigir un justo presupuesto para las universidades.
Lo que al Régimen le angustia de todo esto, es que se alborote el síndrome de Egipto en el pueblo venezolano, y se junte la huelga pacífica, con la conflictividad social que ruge en el país.
Sólo en el mes de enero pasado, el Observatorio de Conflictividad Social de Venezuela del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso) contabilizó 408 manifestaciones de protesta, lo que representa un incremento de casi 14% respecto al mismo mes de 2010, en el cual fueron 359 las protestas.
Sólo en el mes de enero pasado, el Observatorio de Conflictividad Social de Venezuela del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso) contabilizó 408 manifestaciones de protesta, lo que representa un incremento de casi 14% respecto al mismo mes de 2010, en el cual fueron 359 las protestas.
En enero se presentaron 143 manifestaciones orientadas hacia los derechos laborales (35%), 121 solicitudes de una vivienda digna (30%) y 83 educativas (20%). El resto de las protestas fueron motivadas por la seguridad ciudadana, participación política y justicia.
A todo esto se suma que, lo que parecía imposible, que el pueblo libio se enfrentara a la brutal represión del tirano Omar Kadafi, es una realidad y ni los asesinatos cometidos contra el pueblo han detenido la furia popular. Hay quienes le han recomendado al homólogo de Kadafi en Venezuela poner sus barbas en remojo.
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