El Canciller venezolano Nicolás Maduro, tiene en sus manos dos “huesos duros de roer” con diplomáticos bajo su responsabilidad que provocan escándalos en los respectivos países donde prestan servicios.
Isaías Rodríguez por un lado, se niega a abandonar Madrid a pesar de que oficialmente ya no es el embajador de Venezuela y le da la oportunidad a la justicia española de tenerlo en vivo y directo en momentos en que un fiscal que era uno de sus aliados lo acusa de haber protegido a un etarra, que en España, lógicamente, eso es peor que matar a la madre de uno. Pero eso será tema de columna posterior.
En Miami, ciudad del sur de La Florida donde se concentra la mayor cantidad de exiliados venezolanos, se escenifica un escándalo con video colgado en Youtube incluído, sazonado de corrupción, chantaje y extorsión.
Frente al Consulado de Miami, se encuentra prácticamente desde el primer día de Gobierno de Hugo Chávez, Antonio José Hernández Borgo, compañero del Presidente en el golpe, y quien había salido hacia los Estados Unidos recién ocurridos los hechos en 1992. El nombramiento como Cónsul General agarra a Hernández Borgo en su puesto como vendedor de pinturas –de pared- en la conocida ferretería Home Depot.
Aunque Hernández Borgo no tenía experiencia en el campo diplomático, sí estaba claro en la forma en que debería ejercer el cargo en una ciudad “imperialista” como Miami, rodeada además de la “gusanera cubana” aliada a los “conspiradores apátridas venezolanos”. Las funciones inherentes al cargo de Cónsul simplemente perdían importancia ante el papel que este oficial retirado debía jugar a favor del Régimen.
Y así fue. Al iniciarse la migración de venezolanos perseguidos hacia La Florida, el Cónsul comenzó a demostrar que sí estaba preparado para el cargo a la medida del Comandante Presidente. Dos de los primeros perseguidos políticos en llegar a Miami fueron los tenientes de la Guardia Nacional José Antonio Colina y Germán Varela, quienes se vieron forzados a pedir asilo en el propio Aeropuerto de Miami por lo cual fueron detenidos en a la prisión de Krome mientras su caso se resolvía en Inmigración.
Una de las funciones consulares, es la asistencia a los compatriotas detenidos en la ciudad o país en que se ejerce el cargo. Los tenientes Colina y Varela efectivamente recibieron la visita de Hernández Borgo, pero no para asistirlos, sino para conminarlos a firmar una carta en la que ambos le pedían perdón a Hugo Chávez. Los oficiales se negaron a tal chantaje y le pidieron al Cónsul que no volviera más, lo cual además notificaron también a las autoridades de Inmigración norteamericanas, a las que solicitaron no permitir el acceso a su recinto carcelario del Cónsul.
A este hecho se sumaron los seguimientos que el diplomático hacía de los perseguidos políticos en la Florida. En los lugares frecuentados por venezolanos, siempre había un empleado que alertaba al Cónsul sobre la presencia de algún “enemigo del Régimen”, lo que facilitó que a varios se les fotografiara y hasta grabara para después difundir las imágenes en “La Hojilla” y otros medios del Estado. La misión consular era y es desacreditar al exilio venezolano mostrando situaciones que descalificaran la lucha contra el Régimen chavista, asegurando que los venezolanos estaban en Miami “bonchando” y pasándola bien.
Adicional a esto, los programas de opinión en radio y televisión a los que asisten los perseguidos políticos o algún detractor del Régimen son enviados de forma inmediata al Ministerio de la Secretaría de la Presidencia, y cada uno de los eventos, conferencias, concentraciones, etc, convocadas por el exilio, son monitoreadas por el personal del consulado.
La prueba de lealtad más importante que el Cónsul Hernández Borgo dio a Hugo Chávez, fue cuando hace dos años declaró en El Nuevo Herald, que el consulado no daría pasaportes ni otro documento a quienes se encontraran en situación de asilados, lo cual viola no sólo la Constitución venezolana, sino los Derechos Humanos.
Pero sin duda, el papel más importante a favor del Régimen, lo ha jugado el Cónsul Hernández Borgo en época electoral. Miami es la mesa electoral más grande, -casi 16 mil inscritos- tanto dentro como fuera de Venezuela, pues no sólo sirve a La Florida sino a Carolina del Norte, Carolina del Sur y Georgia.
Una de las funciones del Consulado es la inscripción electoral de los venezolanos que se hayan mudado a las ciudades que sirve dicho consulado. Según las cifras de venezolanos que maneja Pedro Mena, representante en Florida de la oposición venezolana, se estiman unos 200 mil venezolanos que se han mudado al perímetro electoral que corresponde al Consulado de Miami desde la última elección presidencial hasta ahora, y que aún no han cambiado de dirección para poder ejercer su voto en el 2012. Hernández Borgo en Miami ha implementado mecanismos más allá de la burocracia para obstaculizar la inscripción de un electorado que es obviamente opositor al chavismo. Así, ha llegado hasta exigir una prueba de residencia permanente en Estados Unidos para permitir la inscripción, lo cual es simplemente irregular.
Para las elecciones del 26 de septiembre pasado, 320 venezolanos lograron inscribirse en el Registro electoral en el Consulado de Miami, y en el momento de ejercer el voto, no aparecieron. La ex Miss Universo Bárbara Palacios, quien tiene residencia en Estados Unidos hace más de cinco años y que ha venido sufragando en Miami, no pido votar el 26 de septiembre pues aparecía inscrita en el estado Yaracuy, donde jamás ha vivido.
En los momentos electorales, Hernández Borgo aplica toda clase de mecanismos para retrasar el proceso y en la elección presidencial del año 2006, llegó incluso a poner como condición que algunos venezolanos no podían entrar al lugar de las elecciones, como por ejemplo Orlando Urdaneta y ésta periodista.
Adicional esto, los resultados de Miami, siempre desfavorables al Gobierno, nunca son publicados en la página del CNE, por lo que existe la posibilidad de que no sean sumados a la cuenta total.
A las puertas de las elecciones presidenciales del 2012, la salida de un funcionario como éste de un centro electoral tan estratégico e importante cuantitativamente como Miami, no es favorable al Gobierno y esta es la razón fundamental por la cual a pesar del escándalo suscitado, Antonio José Hernández Borgo permanece en su oficina del Consulado de Venezuela, ubicada en Brickell. Pero sobre el escándalo, abundaremos mañana.
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