Patricia Poleo - Periodista |
El escándalo suscitado en el Consulado de Venezuela en Miami y que ha sido mención de primera página en el diario El Nuevo Herald, y noticia en los informativos nacionales de Estados Unidos, tiene contra la pared al canciller Nicolás Maduro.
Si bien Maduro tomó de forma radical la semana pasada, la decisión de suspender de sus cargos a todos los empleados del consulado, aún esta semana no se había definido la situación de éstos, pues el Cónsul Antonio José Hernández mantenía su posición de defender a sus compañeros y atrincherarse en el cargo.
La decisión de la Cancillería, habría sido tomada a raíz de denuncias sobre hechos de corrupción que se estarían cometiendo en el Consulado con la expedición de documentos como pasaportes y certificados de uso de los vehículos, por los cuales se estaría cobrando hasta diez mil dólares.
La respuesta del Cónsul Antonio José Hernández Borgo, es que dichas acusaciones han sido presentadas “sin prueba alguna”, y aseguró que si existen pruebas, él pondrá su cargo a la orden.
La realidad es que en Miami, existen hace ya muchos años gestores que cobran cifras muy altas por conseguir los anhelados pasaportes, además de otros documentos que expide el Consulado, pero lógicamente, quienes han pagado por ellos, no se atreven a denunciar pues, son parte de la irregularidad cometida.
Nicolás Maduro toma la decisión de intervenir el consulado, porque alguien de su confianza fue objeto de un cobro exhorbitante por la expedición de un certificado de uso de su vehículo.
El certificado de uso es un documento que sólo el Cónsul puede firmar. Se trata de un requisito que exige la aduana en Venezuela para permitir la entrada de un vehículo desde el extranjero, y no cobrar los impuestos de importación. Para esto, son necesarias algunas condiciones como por ejemplo que dicho vehículo tenga más de 11 meses en poder de la persona que lo traslada a Venezuela, además de que esa persona haya estado más de un año sin salir de Estados Unidos.
Pues resulta, que un amigo cercano de Nicolás Maduro intentó hacer la gestión, además con un vehículo que le sería entregado a un hijo de un alto personero del Gobierno y lo remitieron a un gestor de nombre Tomás que le exigió seis mil dólares por la documentación. La persona que quería llevar el vehículo a Venezuela, le comunicó entonces la novedad a su amigo el Canciller quien actuó inmediatamente, pues ésta fue la gota que rebasó el vaso de decenas de denuncias que ya habían llegado a su conocimiento.
El factor Cirilo
Un punto de controversia en este escándalo, es el joven de 22 años, Cirilo Rodulfo, funcionario que ingresó al Consulado hace dos años con apenas 20 años. Desde ese momento se dijo que éste muchacho sustituiría a Hernández Borgo en sus funciones pero nunca ocurrió pues Rodulfo es de nacionalidad estadounidense, lo que le impide ejercer el cargo oficialmente. Sin embargo, el joven actuaba como el verdadero jefe de la misión consular, protegido por la Cancillería.
La razón por la cual Cirilo Rodulfo contaba con tanto poder en el Consulado, es que su padre, el capitán Cirilo Enrique Rodulfo, es la mano derecha del canciller Maduro.
A Rodulfo se le conoce como “El Profesor”. Su paso por el Ejército –es compañero de promoción del general Raúl Salazar- dejó una historia cuestionada.
Al igual que su hijo, Cirilo Enrique Rodulfo tiene nacionalidad estadounidense, y acompaña en todos los viajes a Nicolás Maduro con pasaporte diplomático. En cada país que visitan, “El Profesor” deja amarrados los negocios que el Canciller no puede hacer por su investidura. Lo que ordene u opine Rodulfo en Cancillería es considerado “Santa Palabra”. Cuando está en Caracas se hospeda en el hotel Marriot de “El Rosal”, donde es custodiado por policías motorizados.
El joven vice-cónsul, es una figura controversial. En Youtube está “colgado” un video del diplomático Rodulfo asegurando ser adicto a la pornografía, haciendo gestos obscenos y eructando deliberadamente, lo cual ha causado un escándalo en la conservadora sociedad norteamericana, en la que por asuntos similares, y de menor gravedad, han tenido que renunciar a sus cargos gobernadores, congresistas, etc.
El compromiso que Nicolás Maduro tiene con el padre de este joven diplomático lo pone ahora en aprietos, pues el Cónsul Hernández Borgo no está dispuesto a abandonar el cargo, y está decidido a proteger a su personal, sobre todo a la de su mayor confianza, la Vice-Cónsul Daniela Penso, a quien han señalado de cobrar mil dólares por cada pasaporte, sobre lo cual, según el Cónsul, no existen pruebas.
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