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27 de febrero de 2011

Gaddafi se aferra al Poder

El líder libio Muamar Gaddafi se aferraba el domingo al poder haciendo caso omiso de la presión popular, de las sanciones de la ONU y de los llamamientos que piden su renuncia pero, a pesar de ello, la oposición ya prepara un gobierno de transición en el este de Libia.
Cuando se cumplen 13 días de una revuelta sin precedentes contra su régimen, el coronel Kadhafi no da señales de que vaya a dejar el poder que ejerce desde hace casi 42 años.
Uno de sus hijos, Saif al Islam, considerado durante mucho tiempo su probable sucesor, afirmó el sábado por la noche que la situación era "excelente" en tres cuartas partes del país, aunque admite una "voluntad interior de cambio" expresada por los manifestantes "manipulados por el extranjero".
En Nueva York, el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó por unanimidad una serie de sanciones contra el dirigente libio y sus allegados.
Pero nada indica que la congelación de los haberes del clan Kadhafi en el extranjero, la prohibición de viajar y un embargo sobre las ventas de armas a Libia basten para acabar con la política de represión del "Guía" de la revolución libia.
Y eso que el presidente estadounidense Barack Obama insistió en ello, al declarar que el coronel Gaddafi había perdido la legitimidad al frente del país y debía "marcharse ahora".
La responsable de la diplomacia europea, Catherine Ashton, además de pedir de nuevo el cese "inmediato" de la violencia, advirtió el domingo al régimen que la represión tendrá "consecuencias" para el coronel Kadhafi y los suyos.
En la misma sintonía, la cancillería rusa condenó el uso "inaceptable" de la fuerza contra los civiles.
La oposición armada controla el este del país, pero la situación es confusa en las ciudades cercanas y aledañas a Trípoli.
En Bengasi, la segunda ciudad del país y epicentro de la revuelta a 1.000 km al este de la capital, la oposición se organiza y espera que Trípoli se "libere".
El ex ministro de Justicia Mustafá Abdel Jalil, quien dimitió en protesta por la violenta represión de la revuelta popular, mencionó la creación de un gobierno de transición encargado, principalmente, de preparar elecciones.
Este gobierno comprendería "personalidades militares y civiles. Estaría vigente como máximo tres meses. Luego habrá elecciones justas y la gente podrá elegir a su dirigente", afirmó.
Abdel Jalil descartó negociar con Gaddafi para permitirle, eventualmente, marcharse del país y afirmó que el líder libio debe ser juzgado en Libia.
En Trípoli, sólo circulaban los milicianos del coronel Kadhafi a bordo de todoterrenos. Los habitantes se aventuraban a veces en las calles para comprar pan o ir a las gasolineras. En general "la gente está enclaustrada en casa", declaró un habitante por teléfono.
Se desplegaron tanques en las carreteras que llevan a Trípoli y controlan los accesos, añadió.
Al este de Trípoli, "mercenarios" a sueldo del régimen fueron transportados por helicópteros a Misrata (a 150 km de Trípoli), donde abrieron fuego el sábado contra el edificio de la radio local y los manifestantes que acudían a los funerales de las víctimas de los combates, aseguró por teléfono un habitante, partidario de la oposición.
En su entrevista Saif al Islam calificó de "mentira" las informaciones sobre la presencia de mercenarios pagados por el régimen.
Aún resulta difícil evaluar el balance de la violencia. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, habló de un millar de muertos.
El líder libio tomó la palabra el viernes por la noche frente a cientos de partidarios suyos en el centro de Trípoli para proclamar: "Vamos a luchar y venceremos".
Frente al caos, prosigue la evacuación de ciudadanos extranjeros en condiciones difíciles. Varias decenas de miles de personas ya se fueron del país por tierra, mar y aire.
En el principal puesto fronterizo entre Libia y Túnez, en Ras Jedir, los aduaneros libios desertaron, pero siguen presentes los militares y policías leales a Kadhafi, indicaron este domingo responsables locales a la AFP.
La Media Luna Roja tunecina calificó de "crisis humanitaria" el éxodo de más de 10.000 personas, en su mayoría egipcios, el sábado desde Libia hacia Túnez, precisamente por el paso de Ras Jedir, y pidió ayuda internacional.

Cortesia: AFP

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